jueves, 19 de agosto de 2010

Colorín Colorado, la Suprema Corte ha Fallado

De las noticias publicadas por http://www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=126230
y http://www.milenio.com/node/507062.

Imagen tomada de http://thebigbangblog.blogspot.com/

Con nueve votos a favor y dos en contra, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) consideró constitucional la adopción para uniones del mismo sexo. Con esto, la controversia constitucional interpuesta por la PGR a la reforma aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), fue echada abajo. Las voces en contra fueron del presidente de la Corte, Guillermo Ortiz Mayagoitia y de Salvador Aguirre Anguiano.

El argumento del voto mayoritario fue que el no permitir que las uniones homosexuales puedan adoptar, sería discriminación; que no se puede afirmar que sólo el concepto de familia tradicional (madre, padre, hijos) es el único protegido constitucionalmente y que es poco acertado afirmar que se pone en una situación de desigualdad a los menores que sean adoptados.

Es evidente, por sus declaraciones públicas y argumentos, que la mayoría de los ministros de la SCJN, dictaminaron el caso con ideología predominante y políticamente correcta. Esto es, se vieron muy in. Ejemplo de esta ideología, la presenta el ministro Luis María Aguilar Morales, quien dijo que “si vamos a encontrar un sentido de familia debemos entender que ese sentido debe ser progresista e incluyente”. Estos dos últimos conceptos, no significan más que un desdén por la familia natural de hombre y mujer en nuestra sociedad.

El manejo de los términos “discriminación”, “familia tradicional”, “desigualdad”, “progresista” e “incluyente”, entre otros, para argumentar sobre el tema, es típico de la ideología del grupo de presión o lobby homosexual.

Otro aspecto notable de la ideología de presión homosexual y sus simpatizantes, es el desprecio de la evidencia científica vertida en los estudios hechos en otros países, los cuales indican que vivir en hogares homosexuales supone numerosos riesgos para los menores y que el matrimonio entre varón y mujer es el mejor ambiente para la crianza de un niño. Es el caso visto entre Oscar Rivas, del Instituto Mexicano de Orientación Sexual y la periodista Yuli García, de Milenio TV, despreciando esta última los argumentos del primero a favor de la familia natural.

Una de las voces en contra, el ministro de la SCJN, Aguirre Anguiano, consideró que “no podemos hacer experimentos sociológicos con los niños adoptables, ni siquiera para favorecer reivindicaciones legítimas”. Manifestó también que “no se diga que más vale unos padres que tengan este tipo de costumbres a nada”.

Queda claro que es una aspiración legal legítima de las uniones homosexuales el tener certeza civil, la cual había sido satisfecha por las “uniones de hecho” determinadas en el marco aplicable del Distrito Federal. La adición de la adopción a sus aspiraciones es un plus tendiente a lo que llaman la igualdad o no discriminación, sin mirar las consecuencias sobre el menor adoptado. Eso no les importa.

Los ministros de la SCJN dicen que se consideraron adiciones al proyecto original, referentes a la obligación de los jueces a salvaguardar el bien superior del niño en adopción. Bueno, tendremos que confiar en la recta conciencia de los jueces que se ocupen de tales casos. Hay que considerar que la ley se interpreta y hay criterios e ideología de por medio.

Respecto a la ideología particular y su aplicación por parte de quienes detentan algún rango de poder, puede citarse por ejemplo al juez Vaughn Walker de California, de orientación homosexual, quien decidió que la Proposición 8 que establece que el matrimonio es la unión entre hombre y mujer, perdería su vigencia el 18 de agosto con lo que las uniones homosexuales podrán realizarse con el correspondiente reconocimiento legal en dicho Estado de la Unión Americana.

Después de todo, no son los propios ministros quienes tienen la responsabilidad del asunto, sino la izquierda mexicana que gobierna la capital del país. En lo particular, no podría votar por un candidato de la izquierda: no comparto sus posturas antivida y antifamilia. Lo peor es que sus candidatos no hablan claramente de estos temas durante sus campañas; saben que les restaría muchas simpatías.

Saludos cordiales.

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